PEQUEÑA AGRICULTORA DE HIJUELAS PRODUCE ATRACTIVA Y VARIADA HUERTA FAMILIAR
Acérrima defensora de la agricultura orgánica y sustentable, Ana María Arancibia tiene claro lo que quiere para su familia: salud. Es por eso que en su casa no hay un rincón que no esté sembrado. Ella produce todas las verduras que en la casa se consumen, practica el trueque con los vecinos y es en la actualidad la nueva representante los pequeños agricultores en el CADA de INDAP.
En el valle de Ocoa, en pleno corazón del río Aconcagua, vive Ana María y su casa, enclavada a los pies de la cordillera, es un maravilloso universo de cultivos regados por un canal que atraviesa su patio y que nutre todo su mundo de vegetales que con tanta pasión cuida y produce para alimentar a su numerosa familia. Nacida y criada en este pueblito agrícola hasta la médula, Ana María proviene de una familia dedicada a la tierra, por lo que su amor por cultivarla arranca desde pequeña cuando jugaba con sus diez hermanos y veía cómo su padre armaba las trenzas de ajo.