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Ministra Orellana: “El fortalecimiento de los liderazgos de las mujeres rurales nos permitirá alcanzar metas de igualdad de género, desarrollo sostenible y soberanía alimentaria”
- El encuentro nacional entre representantes de las Escuelas de Lideresas de INDAP marcó el cierre de la iniciativa en el que se compartieron experiencias e identificaron desafíos comunes de las mujeres rurales del país.
En un paso más hacia la equidad de género y bajo el marco del Plan Chile Para Todas, el pasado 21 y 22 de diciembre, 22 mujeres rurales de todas las regiones del país se reunieron en Santiago como culminación de las Escuelas de Lideresas INDAP. Esta instancia contó con la participación de Santiago Rojas, director nacional de INDAP; Antonia Orellana, ministra de la Mujer y la Equidad de Género; Luz Vidal Huiriqueo, subsecretaria de la Mujer y la Equidad de Género; Sebastián Vergara, subsecretario del Ministerio de Bienes Nacionales; y, Cristina Martin, directora de Prodemu; todos y todas quienes fueron parte de la ceremonia cierre de entrega de diplomas para las representantes.
Fueron cerca de 600 mujeres quienes a lo largo y ancho del país se desplazaron hacia puntos de encuentro para participar de las Escuelas de Lideresas, un espacio de promoción del desarrollo productivo, social, cultural y ambiental de las mujeres rurales, así como de sus organizaciones y comunidades, las que sirvieron para el empoderamiento desde sus raíces y para reconocer la importancia que tiene la participación de las mujeres rurales y de pueblos originarios en los espacios de participación y decisiones sociales y políticas.
En cada escuela se seleccionó a una representante para que, durante ambas jornadas en Santiago, se trasladara la voz de las mujeres rurales de todas las regiones, donde se compartieron experiencias respecto a lo que fue esta iniciativa, reflexionaron sobre sus roles en las comunidades rurales, exploraron desafíos comunes, trabajaron habilidades de comunicación oral e incluso realizaron un intercambio de semillas o “Trafkintu” en mapudungun. Además, la Mesa Nacional de la Mujer Rural e Indígena tuvo amplia participación durante estos días para que mujeres rurales avancen juntas hacia la transformación de sus territorios.
Algunos de los desafíos que surgieron en la instancia, fue la falta de conectividad de transporte y conectividad digital, la necesidad del acceso al agua y tierra con enfoque de género, la participación de la mujer en espacios de decisiones, el acceso a la educación, y el traslado de las y los jóvenes del campo a las ciudades.
La ministra de la Mujer y la Equidad de Género, Antonia Orellana, destacó la importancia de esta colaboración: "Cerramos la primera versión de esta Escuela de Lideresas de Mujeres Rurales en conjunto con el Ministerio de Agricultura, especialmente INDAP. Estamos muy contentos de haber realizado esta instancia financiada por los Fondos de Transversalización de Género. Creemos que el fortalecimiento de los liderazgos de las mujeres rurales nos permitirá alcanzar metas de igualdad de género, desarrollo sostenible y soberanía alimentaria en el campo. Estoy muy contenta y esperamos poder repetirlo".
Santiago Rojas, director nacional de INDAP, subrayó la importancia de los Fondos de Transversalización de Género y compartió su alegría por el cierre de las Escuelas de Lideresas: "Hemos trabajado en conjunto por el fortalecimiento de las capacidades de las mujeres rurales, desde Arica hasta Magallanes. Estamos felices y también estuvimos con la ministra de la Mujer y la Subsecretaria, quienes se comprometieron a seguir trabajando por esta agenda y por la transversalización del enfoque de género".
Entre las participantes, Fabiola Millabu, de la escuela de Cañete, compartió su experiencia: "Nunca me imaginé estar aquí y ojalá que estas escuelas tengan continuidad. Me encantaría volver, ha sido una experiencia enriquecedora".
Jacqueline Muñoz, representante de la Escuela de Lideresas de Talca, agricultora y presidenta de la Mesa Regional de la Mujer Rural e Indígena del Maule, hizo un llamado a las autoridades a invertir en las mujeres rurales y compartió su experiencia: "Esta escuela para nosotras ha sido una gran enseñanza, la necesitábamos para aprender, porque somos muchas las mujeres en nuestros territorios que somos capaces y hay un valor humano desde nuestras raíces, y eso tenemos que aprovecharlo. Muchas carecemos de educación y eso viene desde atrás de nuestras familias, pero eso no impide que hoy día podamos estar donde estamos, porque las mujeres rurales nacimos empoderadas desde nuestras raíces”.
Programa de Asociatividad Económica (PAE) con enfoque de género
Recordemos que las Escuelas de Lideresas (link: https://www.indap.gob.cl/noticias/juntas-transformamos-mas-de-600-mujeres-rurales-participan-de-escuelas-de-lideresas) forman parte de las tres iniciativas que INDAP se adjudicó este año para ser trabajadas a través de los Fondos de Transversalización de Género del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, siendo la Expo Patrimonio Cultural Mujer Rural (Riqueza del mundo campesino llegó a Plaza de la Constitución con la Expo Patrimonio Cultural Mujeres Rurales | Indap), y el PAE con enfoque de género (INDAP presenta nueva línea de apoyo para proyectos asociativos de mujeres rurales: PAE con Enfoque de Género | Indap), las otras dos actividades para trabajar la transversalización del enfoque de género que INDAP ejecutó este año.
El PAE, cuyo objetivo es promover el empoderamiento de las productoras y campesinas de la Agricultura Familiar Campesina e Indígena, así como de las comunidades que forman parte, ha logrado desde octubre a la fecha que más de 90 usuarias y 12 grupos de trabajo de mujeres sean apoyadas por personas expertas para el levantamiento de un plan de trabajo para sus negocios.
Además, se han iniciado gestiones con el Ministerio de la Mujer y La Equidad de Género e INDAP para que este programa sea parte programático de la institución y seguir trabajando así por la equidad de género.
Artesana de Pichidegua Rosa María Cerón partió tejiendo en telar como terapia para enfrentar el cáncer
Rosa María Cerón es una destacada artesana y usuaria INDAP de Pichidegua, región de O’Higgins, con una historia de esfuerzo y resiliencia. Libró una dura batalla contra el cáncer y parte de la terapia fue aprender a tejer en telar. Comenzó los primeros cursos en 2016 y hoy su creativo trabajo y su emprendimiento Arte Cerón son reconocidos en su comuna y otras zonas del país.
Cuenta que, en algunas de las clases, la relatora dio ideas de cómo decorar los tejidos con fieltro agujado, “algo que no había escuchado nunca antes y me encantó”. Agrega que en 2017 continuó con los cursos para mejorar la técnica en witral, hizo sus primeros cuadros en fieltro agujado y, además, ese año conoció a María Palshina, “mi maestra, con quien tomé mis primeras clases en fieltro agujado”.
Después –desde el 2017 a 2019– participó en el Programa Mujeres Rurales INDAP-Prodemu, el cual le entregó las herramientas para consolidar su emprendimiento.
“Arte Cerón nace con tejidos en telar, pero realmente lo que me atrapó fue pintar con lana. Mis obras están pintadas o esculpidas con vellón de oveja. Confecciono mis tapices decorativos usando técnicas de tejido y fieltro agujado, dando volumen y color a cada una de mis obras, y siempre usando un material tan noble, sustentable y biodegradable como es la lana de oveja. Los colores trato de darlos con tintes naturales”, relata Rosa María.
Destaca que sus trabajos son piezas únicas, hechas ciento por ciento a mano, con materias primas naturales, de finas terminaciones y gran durabilidad
Rosa María Cerón también comparte sus conocimientos y enseña los secretos de su oficio. “El municipio de Pichidegua me invitó a hacer clases a grupos en riesgo social y ha sido un trabajo muy gratificante. Crear con nuestras manos es recuperar afectos, crear confianzas, transformar las energías. Es realmente hermoso enseñar, aunque mi idea es traspasar los secretos de mi oficio que son la base de los conocimientos para quienes quieran rescatar y mantener nuestras raíces”, dice.
La artesana cuenta que en la actualidad está capacitando a mujeres de la comuna en tejidos en telar María y pintura en fieltro agujado.
Recientemente, Rosa María recibió la visita del director de INDAP O'Higgins, Braulio Moreno, quien la felicitó por su creatividad y espíritu de superación.
Contacto: +56 9 7476 4931.
Un buen dato para las fiestas de fin de año: Tiendas Mundo Rural con productos de la Agricultura Familiar
- Unos 400 agricultores familiares campesinos e indígenas de todo Chile, con alimentos elaborados, cosmética y artesanías, proveen directamente a estas tiendas en Santiago, Concepción y Valdivia.
- La Iniciativa de INDAP amplía espacios de comercialización y acerca estos productos a la ciudad.
Una alternativa para encontrar en estas fiestas de fin de año regalos, artesanías e ingredientes gourmet y con identidad campesina, son las seis tiendas Mundo Rural presentes en Santiago, Concepción, y Valdivia. Se trata de una iniciativa de INDAP que cuenta con casi 400 agricultores familiares e indígenas como proveedores directos desde el norte grande hasta la Patagonia.
Merkén tradicional mapuche, miel, cosmética natural, mermeladas, chutney o pastas de ajo chilote, granos, aceite de oliva, vinagre de manzana, infusiones, frutos secos, lácteos, aliños, manjar, chocolates, artesanía en madera, lana o fibras, todo cultivado o procesado en los predios, en procesos con prácticas tradicionales y nuevas tecnologías, se encuentran hoy en esta red.
El director nacional de INDAP, Santiago Rojas, invitó a preferir estas opciones y así impulsar el desarrollo de la agricultura campesina y sus territorios. “Las tiendas Mundo Rural son un dispositivo fundamental que hoy día permite un espacio de comercialización justa para más de 360 productores y productoras de Arica a Magallanes que aquí pueden vender sus productos”, apuntó Rojas, quien agregó que se trata de “productos increíbles, muy sabrosos, a la vez muy saludables y con pertinencia cultural”.
Las 6 tiendas de la red Mundo Rural se ubican en:
SANTIAGO: Centro Cultural Palacio La Moneda y estaciones Escuela Militar y Pajaritos del Metro.
CONCEPCIÓN: Galería Alessandri y mall Mirador Biobío.
VALDIVIA: Maipú N° 129.
Iniciativa INDAP
Creadas por INDAP del Ministerio de Agricultura para acercar el trabajo de la agricultura familiar a las ciudades, y administradas por organizaciones campesinas, las tiendas Mundo Rural aseguran el acceso directo a la producción de las familias campesinas y sus comunidades, con procesos a baja escala que mezclan tradición y nuevas tecnologías, ambientalmente amigables, cargados de identidad y movilizadores de las economías locales y precio justo.
Adelaida Marca Gutiérrez, productora aymara de orégano en Putre y que envía ese condimento con Indicación Geográfica a estos locales en Santiago, destaca que “las tiendas Mundo Rural me han permitido posicionar mi producto en el mercado nacional y que sea conocido también a nivel internacional porque después de la pandemia los turistas buscan productos naturales y tradicionales”.
Las organizaciones que administran estas tiendas y que tienen a su cargo el contacto directo con las y los productores, son UOC Chile (Santiago, Centro Cultural Palacio La Moneda), Conagro (estación Metro Escuela Militar), Conaproch (Pajaritos); Red Apícola Nacional (Galería Alessandri) y Relmu Witral (Mall Mirador Biobío), Apicoop (Valdivia).
Pincha aquí para acceder a direcciones y contactos de las Tiendas Mundo Rural
Floridor Ayavire y su hija Carolina, los primeros cultores del pueblo atacameño en recibir el Sello Artesanía Indígena
Con la obra “Jarrito Antropomorfo Topater”, Floridor Ayavire (78) y su hija Carolina Alma (44) –él, alfarero y agricultor, y ella, arquitecta y hoy también dedicada al trabajo en greda– se convirtieron en los primeros representantes del pueblo atacameño-lickanantay en obtener el Sello Artesanía Indígena que desde hace ocho años entrega la Subdirección Nacional de Pueblos Originarios del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
Padre e hija recibieron esta distinción, junto a otros 11 cultores y cultoras de los pueblos mapuche, rapa nui y aymara, en una ceremonia realizada en el marco de la Feria Nacional Artesanías que se realiza en la Plaza de la Constitución de Santiago y que contó con asistencia de la subsecretaria de Patrimonio Cultural, Carolina Pérez, y el subdirector nacional de Pueblos Originarios, José Ancán, entre otras autoridades.
Floridor Ayavire fue uno de los seis usuarios y usuarias del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) que este año obtuvieron el Sello Artesanía Indígena. Los otros son Carmen Huaylla, de General Lagos, por “Phullu Awayu”; Juana Mamani, de Colchane, por “Faja Purapi Churu”; Rosa del Carmen Melinao, de Cunco, por “Kachif”; Daniela Burgos, de Saavedra, por “Pilwa Wilal Tradicional”, y Osvaldo Güineo, de Quellón, por “Frazada Punto Ojo de Guanaco”.
Nacido en el pueblo de Toconce y radicado en Alto El Loa, Floridor Ayavire perdió a su madre a la edad de 16 años y creció con sus abuelos, Cristóbal Ayavire y Patricia Choque, con quienes tuvo sus primeros contactos con el barro, ya que ambos se dedicaban a la artesanía, además de cultivar maíz, habas y cebollas y criar corderos y llamas para el autoconsumo, tradición ancestral que él ha mantenido hasta nuestros días.
“Yo siempre ayudaba a mi abuela a hacer la masa, porque ella hacía toda la preparación para las artesanías. Mirando fui aprendiendo, igual que mi hija, que también jugó con el barro. Así hemos mantenido esta tradición de nuestros antepasados, tratando de hacer cosas mejores. Yo soy más rústico y mi hija tiene manos finas. Trabajar en esto es una manera de representar las costumbres de nuestro pueblo, y somos pocos los que tenemos la habilidad de hacerlo”, dice el cultor.
Comenta que cuando está con las manos en la greda, que recolecta en los cerros circundantes a su hogar, piensa siempre en sus abuelos, que hacían jarros y platos para poder alimentarse, ya que no contaban con utensilios de cocina. “Hoy hay tantas comodidades que nadie se dedica a esto”, señala con un dejo de tristeza.
Sobre el Sello de Artesanía, dice que es “un orgullo, algo que nunca me imaginé”, y afirma que trabajar con su hija es “muy bonito, una gran satisfacción”.
Un amor incondicional
Carolina Alma estudió arquitectura en la Universidad Arturo Prat de Iquique, pero la sangre y la greda hicieron lo suyo y en 2016 creó Alma Atacameña para trabajar junto a su padre. “Fue difícil dejar de lado mi profesión, porque el esfuerzo que hicieron mis padres para que estudiara fue muy grande, pero cuando me reencontré con la arcilla nativa me di cuenta de que me hacía muy feliz, me encantaba y me llenaba en todos los aspectos. Me llevó el corazón y no pude hacer nada. Por fortuna esto vino de la mano con muchas oportunidades para desarrollar nuestro proyecto”.
Cuenta que cuando tenía 8 años su padre comenzó a traspasarle la información generacional que la marcó a fuego. “Él se dio cuenta que tenía una inclinación por los colores y los materiales. Yo jugaba con plasticina en el patio y cuando los monitos se me derretían por el sol y me ponía a llorar, él me tocaba la cabeza, me decía que no llorara más y me llevaba barro, que no se iba a derretir, para que siguiera jugando”.
“Mi papá es mi motor, además de un hombre sabio, nacido y criado en el pueblo de Toconce, en los campos de pastoreo de la precordillera, y eso significa que tiene un conocimiento muy puro, de crianza y de contacto con el territorio. Trabajar con él es lo más maravilloso que me ha pasado en la vida, porque es un amor idealizado desde niña y estar junto a él recibiendo este premio es mi mayor orgullo”, dice con emoción Carolina Alma.
Agrega que, en el trabajo conjunto, su padre es “el que busca las arcillas, el guano para la quema y la grasa de llamo, el que pisa la arcilla, el que revuelve el barro, el que arma los lulos, el que hace la tarea pesada y se ocupa del fuego, y yo lo acompaño para aprender. Las piezas las pensamos entre los dos; él me habla de los detalles, los ritos y las tradiciones más profundas de la cultura lickanantay, y le da sentido a todo lo que hacemos”.
Sobre la obra ganadora del sello, cuenta que “es reproducción de una pieza arqueológica hallada en el Cementerio Topater 1, que se usaba para rituales funerarios y que tiene un valor icónico para Calama. Representa la mixtura de las dos técnicas alfareras más significativas de la Región de Antofagasta: la roja, de Alto El Loa, y la negra pulida, de San Pedro de Atacama.
El Sello Artesanía Indígena busca revitalizar y proyectar los conocimientos y técnicas artesanales tradicionales, así como incentivar la difusión de las obras galardonadas como manifestaciones auténticas y distintivas de las culturas de los pueblos indígenas presentes en Chile. Desde 2016 se ha premiado a 88 obras –70 ganadoras y 18 menciones honrosas– de 90 cultores y cultoras de 14 regiones del país.