Sonia Carrasco Antileo: “No me avergüenzo de ser recolectora porque es mi sustento”

Autor: Indap

Nacional Biobío Araucanía

Sonia Carrasco Antileo pertenece a la comunidad mapuche Francisco Antileo Cau Cau, en la comuna de ​Cañete, Región del Biobío. Junto a un grupo de mujeres formó la microempresa Deshidratados Cuyinpalihue y convirtieron la recolección de ​hierbas y hongos silvestres, oficio ancestral heredado de sus antepasados, en el sustento de sus familias.  

“No me avergüenzo de ser recolectora”, se adelanta en aclarar Sonia. Según explica, hace algunos años esta ocupación era mal mirada incluso dentro de la misma comunidad a la que pertenecen. “Antes eran los miserables, los pobres, los que realizaban esta labor, pero ahora todos quieren ser recolectores, hasta los profesionales. Nuestra tradición ha sido una lucha de muchos años”, cuenta.

La historia de este grupo de mujeres comenzó teniendo como protagonista a la madre de Sonia, María Antileo Cañulao, quien se dedicaba a la recolección de callampas de pino. “Hace 50 años que es recolectora y no piensa dejar de serlo. Con esto nos alimentó, nos sacó adelante en nuestros estudios y nos enseñó. La gente de nuestra comunidad se reía porque trabajaba en esto”, relata Sonia.

Más tarde, por necesidad y para no migrar a la ciudad, ella misma decidió seguir los pasos de su madre. Llegaban desde Yumbel, Chillán y Cabrero, entre otros lugares, a comprarles las setas. “Más de 40 años que estamos vendiendo hongos silvestres, es una tradición familiar”, dice Sonia.

El siguiente paso fue invitar a un par de mujeres, que se transformaron en sus socias, a participar de esta actividad. “Las cuatro nos conocimos dentro de la recolección. Yo trabajo con mi mamá y mi compañera, con su hermana. Ellas aprendieron de mi madre. No les querían dar permiso, pero mire ahora dónde están”, dice orgullosa. El tema de llegar a las hierbas se dio como consecuencia del crecimiento que han tenido dentro de las instituciones que las han apoyado.

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“Nos llevaron a una coordinadora. Fue un largo proceso desde que partimos en el programa de INDAP-Prodemu. Pasamos por varias instituciones y ahí llegamos a una red y nació lo de las hierbas medicinales. Los conocimientos estaban, pero faltaba desarrollarlos. Y como pertenecemos al pueblo mapuche, eso nos ha ayudado mucho más”, relata.

Como microempresa llevan nueve años, pero en la recolección de hierbas medicinales ya van 14. “Éste es mi sustento. De las hierbas también sacamos las esencias, las tinturas, cosméticos y una variedad de otras cosas. Entregamos nuestros productos en tiendas gourmet, supermercados y a particulares”, cuenta con orgullo Sonia.

El proceso

Las hierbas que comercializan hoy son de recolección y también de sus propios huertos. Gracias a un proyecto adjudicado por la organización no gubernamental Women’s Self Education Fund (WSEF), de Inglaterra, se vieron beneficiadas con un horno, con el que secan los productos. El proceso no es tan simple, dice: “cada producción no es llegar y secar, se demora, porque todo se hace a mano, no hay nada de tecnología. Además le damos valor agregado, porque hacemos toda la cadena: el envasado, el secado y salimos a vender”.

Junto con la venta de hierbas también realizan una asesoría, donde les explican a los clientes las contraindicaciones, cuándo y cómo las pueden tomar, entre otros consejos. Y para que el conocimiento no se pierda, Sonia se ha encargado de dar charlas y enseñar sobre hierbas a personas de todas las edades dentro y fuera de su comunidad. “La gente piensa que es llegar y tomar, pero no, cualquiera no puede tomar cualquier hierba”, dice.

Las proyecciones

Al contrario de lo que muchos podrían creer, a la agrupación no se le pasa por la mente exportar sus productos. “Si alguien quiere llevar, que lleve. Nos ha ido bien acá en Chile y los extranjeros nos compran muchísimo y han llevado nuestros productos para afuera. Nosotros no solo trabajamos las hierbas, sino también los hongos, el merquén, el maqui, y de los derivado de las hierbas sacamos los cosméticos, entonces se vende muchísimo”, señala la productora mapuche.

Como una forma de darles “mayor prestigio” a sus productos, las mujeres de Deshidratados Cuyinpalihue, encabezadas por Sonia, se encuentran postulando al Sello Manos Campesinas de INDAP.