Rodrigo Verdugo, jefe del Área INDAP Talca y folclorista: “la música me permite tener un momento propio”

Músico autodidacta, exponente de la cueca y el folclore de la zona central y miembro de Los Bravos de Talca es el jefe del Área INDAP Talca, el ingeniero agrónomo de la Universidad de Talca, Rodrigo Verdugo, quien combina su trabajo en la institución con su faceta de artista.

Sin provenir de una familia de músicos, Rodrigo manifestó desde muy pequeño su gusto por la música, al subir a un escenario a cantar con tan solo 4 años. Sus padres lo apoyaron e incentivaron su afición, y le obsequiaron su primer teclado y más tarde una guitarra, instrumentos que aprendió a tocar solo.

Ya en su época universitaria recibió la invitación a sumarse al conjunto folclórico Tralca, donde tuvo la oportunidad de aprender a tocar el acordeón, de la mano del reconocido acordeonista Rodolfo Henríquez, instrumento que lo ha acompañado desde entonces.

Al año siguiente fue descubierto por un vecino, quien lo escuchó tocar el acordeón y le propuso integrar el conjunto Los Bravos de la Cueca, que tenía junto a dos amigos. Así, hace más de 20 años, paso a formar parte del grupo.

Rodrigo explica que en este conjunto pasó a hacer una música con la que se sintió más identificado, la cueca urbana, la cueca brava y porteña, que era distinta a la tradicional. “Me llamó la atención porque no era muy del gusto de los folcloristas de Talca, que eran más conservadores. No usaban el bajo ni guitarras electroacústicas enchufadas, era todo tradicional y acústico. Y a mí me llamó la atención ese estilo, que en Santiago ya la llevaba”.

En ese momento sus padres hicieron un esfuerzo y le regalaron su primer acordeón Sonelli. Ahí empezó su aventura con Los Bravos de la Cueca, que al paso del tiempo y con el recambio de integrantes pasó a llamarse Los Bravo de Talca, y que desde hace 20 años tiene una conformación estable de cinco integrantes, quienes forman una verdadera familia.

En su currículo artístico, Los Bravos de Talca poseen participaciones en diversos festivales del país, entre los que destaca el Festival del Huaso de Olmué, donde han estado tres veces: el 2015, donde llegaron a ser finalistas; el 2020 y el 2023, donde obtuvieron el tercer lugar en ambas ediciones. También han participado en el Festival Brotes de Chile en Angol, en el Festival de Chillán, en el de Valparaíso de la Caleta El Membrillo y en el Festival del Alerce Milenario de La Unión, que ganaron.

Rodrigo es casado con otra folclorista de la región y junto a ella y una de sus hermanas formaron el grupo La Patria, conjunto folclórico más tradicional que rescata las raíces campesinas de la zona central, con el que realizan diversas presentaciones musicales, incluso misas a la chilena.

Este jefe de área tiene dos hijos, uno de 14 años que toca el acordeón y la batería, y otro de 19 que toca el bajo y le gusta el baile, y quienes participan activamente junto a sus padres en el ambiente folclórico local.

“Para mí, la música es como un escape de las presiones diarias. Aunque realizó mi trabajo con gusto es necesario tener ese momento propio. Nosotros nos juntamos todos los miércoles a ensayar y a veces estamos hasta las tantas de la noche. Y no solo a ensayar, a conversar también, porque ya llevamos más de 20 años juntos y somos más que amigos, somos como una familia. Salimos todos juntos de vacaciones con nuestras familias, entonces la música es una liberación”, explica Rodrigo.

“Uno está metido con el mundo campesino y muchos de los temas, como con el que competimos en el Festival del Huaso de Olmué, “En corral ajeno”, son casos que me ha tocado ver en INDAP, en este caso un agricultor que tuvo que dejar el campo y venirse a la ciudad. Entonces de las mismas cosas que uno va viendo a través del trabajo van surgiendo estas historias que se coinvierten en canciones”, finaliza este artista indapino.