Orlando Cabezas es líder campesino de Marchigüe en innovación y también en las emergencias

Autor: Indap

O'Higgins

El día en que el incendio forestal tuvo su mayor intensidad en el sector Pailimo de la comuna de Marchigüe, en la Región de O’Higgins, el agricultor, ganadero y dirigente campesino Orlando Cabezas decidió abrir su siembra de quínoa para resguardar sus ovejas y las de un vecino. Los animales pasaron la noche en el lugar, donde estuvieron protegidos de las llamas y con alimento suficiente.

Si bien el fuego causó estragos en su bosque de pinos y eucaliptos, sus siembras y animales se salvaron y hoy le dan aliento para seguir adelante. Tanto así, que se convirtió en el motor de la recuperación de su comuna. Por él pasó la distribución de fardos y sacos de forraje, pues es el que mejor conoce a sus pares. Sabe cuál es el rubro de cada uno y se ha dedicado a coordinarlos desde el incendio. Para muchos es el que permitió que muchos hogares se salvaran y las pérdidas en animales disminuyeran. Sus pocas máquinas las puso al servicio de su localidad, haciéndose cargo del reparto.

Cabezas es un hombre luchador, que siempre ha buscado innovar y ha tenido resultados exitosos. Transcurría 1999 cuando se le ocurrió probar con el cultivo de arándanos. “Fuimos los primeros que trajimos el arándano a esta región, con un grupo de agricultores que yo junté en el sector”, cuenta Cabezas. El berry, que ya iba en crecimiento por ese entonces, se transformó en un éxito y actualmente la agrupación de productores cuenta con un packing donde seleccionan y embalan el producto para su venta. Además, abastecen a las mujeres de la zona que lo comercializan junto a otros frutos secos.

Pero la inquietud por innovar estaba en su ADN. Un par de años más tarde decidió probar con la quínoa. “Yo la cosecho, la guardo y la voy pelando de acuerdo a cómo la vaya vendiendo. Tengo para todo el año”, cuenta. Hoy, con otros tres agricultores de la región, es parte de un estudio que realizan investigadores de la Universidad Católica de Valparaíso para mejorar la semilla.  

Aunque la quínoa evoca inevitablemente el Altiplano, en la actualidad la Región de O’Higgins tiene la mayor producción a nivel nacional, con alrededor de 700 hectáreas plantadas que producen entre 1.000 y 3.000 kilos por ha.

Como si fuera poco, Orlando Cabezas también ha incursionado en el rubro de la ganadería ovina y fue seleccionado para participar en un ensayo de un grupo de investigadores de Nueva Zelanda que busca mejorar la producción de carne. De esta forma, recibirá asesoría exclusiva también en este tema.

Si hay algo que tiene claro este agricultor es que así como le ha ido bien en sus proyectos, también tiene que saber retribuir de alguna forma a su entorno. Fue por eso que no dudo en compartir el terreno donde tenía sembrada la quínoa con las ovejas de su vecino; también regala la lana de sus ovejas a la agrupación de mujeres a la que pertenece su esposa y, tras el incendio, coordinó junto a INDAP la entrega de bolos de forraje a otros campesinos afectados de Pailimo.