Mujeres rurales en Aysén: evolución y cambio con la mitrada puesta en nuevos desafíos

Autor: Claudia Molina

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“Se cita a reunión a las integrantes del grupo Reina de Mayo, de Valle Pangal, en la casa de la señora Inés Flores a las 6 de la tarde”. Así, más o menos, eran los mensajes que a través de Radio Santa María llegaban a los campesinos en los años 90. Una forma de comunicación que ni el cura italiano Antonio Ronchi, creador de la cadena de radios Madipro, pensó que serviría tanto, ni menos que cuatro décadas después se les recordaría con nostalgia.

En aquellos años y como hasta ahora, el campo de Aysén se caracterizaba por su desarrollo ganadero, seguido por el hortícola. Ni de nombre se sabía del hoy cotizado turismo rural. Eran tiempos en que los hombres llevaban la batuta del desarrollo productivo y las mujeres cumplían un rol sostenedor y colaborador, enfocado en tareas de campo y crianza, pero muy pocas veces de manera remunerada.

Eran tiempos en que la labor campesina era más bien solitaria, aislada, de baja conectividad y asociatividad. Las organizaciones campesinas existentes eran solo mixtas, es decir, ninguna enfocada al desarrollo de las mujeres rurales.

Recién en 2005 se formó la primera Asociación Gremial de Mujeres Campesinas, presidida por Guillermina Miranda Zapata, que contó con apoyo de INDAP y Prodemu, y que impulsó a otras mujeres de la zona a creer en la necesidad de vincularse, no solamente para el intercambio de experiencias sino también para la comercialización y el aprendizaje. Ese fue el primer impulso.

Luego se formarían en la región más organizaciones campesinas exclusivas de mujeres, quienes fueron ganando representatividad y lograron salir del anonimato, distinguirse y poner en valor los productos de sus huertas, las que fueron creciendo en tamaño y diversificación. Mujeres de diversos puntos de la región fueron alcanzando mayor liderazgo, personalidad y experiencia.

El resultado fue ganar un espacio en la Mesa de la Mujer Rural, impulsada por INDAP, instancia de vinculación que busca coordinar acciones para su desarrollo. Ahí pasaron de ser de meras asistentes a gestoras de sus propias iniciativas y, más tarde, conquistaron cargos directivos en los Comités de Agencias de Área (CADA) y el Consejo Asesor Regional (CAR) de INDAP.

Pero los tiempos han cambiado y la era digital ha traído grandes transformaciones en Aysén y el mundo. Las mujeres rurales debieron adaptarse a nuevas plataformas de conexión, como las redes sociales, WhatsApp y las videollamadas. Hoy las dominan y a través de ellas venden sus productos, participan en reuniones virtuales y se conectan con el mundo. Sus intereses no son solo productivos, también están los temas de innovación, emprendimiento, erradicación de la violencia y equidad de género.

En materia productiva también han crecido. La asociatividad ha jugado un importante rol en este aspecto, permitiéndoles formar organizaciones enfocadas en su desarrollo económico, pasando de pequeños huertos a formalizar sus rubros y vender a mayor escala. Un claro ejemplo son las 15 organizaciones campesinas de mujeres activas en la región.

Como “servicio aliado”, INDAP ha realizado un trabajo sostenido de apoyo a las mujeres rurales, con apoyo productivo y programas enfocados en ellas. Destacan el Programa Mujeres Rurales INDAP-Prodemu, créditos especiales y el Programa de Gestión y Soporte Organizacional (Progyso), donde estos últimos años más del 50% de los proyectos son liderados por mujeres.

“Las mujeres rurales han ganado un importantes espacio en el desarrollo productivo del país. Se han adaptado a las nuevas tecnologías y han podido innovar y buscar nuevas vías en materia de diversificación y comercialización. Como INDAP estamos orgullosos de ver cómo ponen su saber al servicio del desarrollo campesino y traspasan sus consejos a las nuevas generaciones”, dice Yordy Cea España, director regional (S) de la institución.

Nelly Pérez, encargada regional del Programa Mujeres Rurales, recuerda los primeros esfuerzos de articulación de las mujeres campesinas que impulsó Gianella Saini (Q.E.P.D.), encargada de este programa hasta 2008. “Si bien se ha realizado un importante trabajo colectivo entre las instituciones y las organizaciones rurales para acortar las brechas de desigualdad en el sector, es importante seguir fortaleciendo la comunicación y el acceso a la conectividad”, expresa.

La pandemia puso el pie en el acelerador en este proceso de crecimiento. En septiembre de 2021, la Mesa de la Mujer Rural gestionó la realización del curso “Fortaleciendo la Comunicación y la Participación de las Mujeres Rurales de Aysén a través del Uso de las Plataformas Digitales”, orientado a entregar nuevas herramientas para el desarrollo de capacidades de las dirigentes rurales. Esfuerzos que se valoran y van dinamizando la evolución constante, pero manteniendo el pilar fundamental: el amor por la tierra.