Miriam Talavera, presidenta de Anamuri: “La soberanía alimentaria es la soberanía de nuestras vidas”

Autor: Indap

Nacional

La presidenta de la Asociación de Mujeres Campesinas e Indígenas (Anamuri) -organización que representa a más de 6.800 socias- está preocupada de incorporar en las políticas públicas la mirada de género para transformar la realidad de las mujeres. Por eso su enfoque es una formación sociopolítica de las mujeres rurales que les permita lograr cambios estructurales que visibilicen su rol en la economía productiva del país.

¿Qué es lo que busca Anamuri como asociación de mujeres campesinas e indígenas?

Contar con un espacio autónomo y articulado para ser escuchadas en nuestras propuestas y demandas. Desarrollar y fortalecer la participación y el empoderamiento de las mujeres del campo no sólo en la esfera productiva, sino también en la incidencia política.

¿Cómo es la relación de Anamuri con INDAP?

La relación es bastante buena, cordial, de compromisos mutuos y claros en relación a la Agricultura Familiar Campesina e Indígena.

¿En qué proyectos se está trabajando en conjunto?

Estamos trabajamos en el Programa de Gestión y Soporte Organizacional (Progyso), que es un subsidio económico que nos permite mejorar y fortalecer organizacionalmente a nuestras bases. Además, firmamos un convenio para concretar un sueño de Anamuri, de tener nuestro Instituto de Agroecología para las mujeres del campo.

¿Cuál es el aporte de Anamuri a las mujeres rurales de nuestro país?

La construcción permanente de nuestros saberes ancestrales, que se reflejan en propuestas para la defensa y la promoción de la participación política; la defensa de los derechos de la mujer del campo, junto a otras organizaciones aliadas a nivel nacional e internacional; y las propuestas que apuntan a la autonomía económica.

¿Qué es lo que falta para que el Estado incluya en sus políticas públicas una mirada de género? 

Si bien reconocemos que el Estado ha dado pasos importantes, sabemos que aún falta mucho camino por recorrer. Es obligación del Estado velar por la soberanía alimentaria de los pueblos, reconociendo el rol de las mujeres en la producción agrícola. Garantizar la soberanía alimentaria significa resguardar nuestras semillas criollas, proteger el alimento sano libre de transgénicos y químicos, respetar los saberes ancestrales, facilitar el acceso de las mujeres a la tenencia de la tierra, a la propiedad y los bienes, reconocer la multiculturalidad y plurinacionalidad de los territorio, garantizar la autonomía económica de las mujeres del campo, fortalecer la participación política y acabar con las inequidades en los territorios. Para nosotras, la soberanía alimentaria es también la soberanía de nuestras vidas y de nuestros cuerpos, porque nos permite la construcción de nuestra autonomía.

¿Faltan instancias de liderazgo para las mujeres?

No es fácil para las mujeres tener tiempo para dedicarle a la organización, no hay que olvidar que nosotras somos proveedoras, porque muchas somos jefas de hogar; somos las responsables de alimentar a casi el 80% del planeta; se nos ha dado el rol de tener a nuestro cargo las tareas domésticas y el rol de cuidadoras; y también necesitamos espacio para intentar cambiar el mundo de desigualdades que nos ha tocado transitar.

¿Cómo Anamuri está haciéndose cargo de este tema?

Como ANAMURI creemos que potenciar la formación y capacitación con un enfoque de género es un tema transversal. Las mujeres capacitadas y  empoderadas como ciudadanas sujetas de derechos, con un rol político transformador, conscientes de nuestra capacidad individual y colectiva, obviamente debemos incidir en la transformación y aplicación de un nuevo sistema desde la visión feminista.