Ministerio de Agricultura apoya a través de INDAP la generación de vinos de altura en el desierto de Atacama
Autor: Prensa Minagri
Norte Grande Asociatividad Mercado Pueblos originarios AntofagastaEl ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, junto a los servicios del agro, visitó en Toconao, en la Región de Antofagasta, a la Cooperativa Agrícola Lickan Antay, que está compuesta por 38 socios dueños de sus predios y que producen vinos de altura en pleno desierto de Atacama.
El gerente de la cooperativa, Wilfredo Cruz Muraña, cuenta que “ésta es una cooperativa indígena que produce aproximadamente 15 mil botellas al año. Es un trabajo que lleva 12 años. Comenzaron 50 personas y al día de hoy llegaron 15, que están cultivando sobre los 2.400 metros del nivel del mar, más cercano a las estrellas, haciendo una agricultura aeróbica de un pueblo originario y, así también, sacando a enorgullecerse el vino de altura de Chile”.
Para los habitantes de Toconao, la técnica de vinificación del criollo es una herencia de los abuelos, quienes durante centurias habrían practicado este cultivo, que requiere de mucha paciencia. El proceso parte con el filtrado de los mostos en un tejido de cañas llamado zarzo, los cuales junto a la borra son fermentados en un cántaro o vilque de greda, comenzando su fermentación alcohólica en ausencia de aire, guardando la bebida bajo tierra. Esta bebida artesanal antes sólo circulaba entre los vecinos y parientes y se repartía en carnavales y ceremonias.
El origen del vino de Toconao surge con la evangelización de los nativos al catolicismo y encuentra su cuna en el valle Jerez, ubicado a la ladera este del poblado.
Los conquistadores dejaron en la zona las cepas País y Moscatel, pero la cooperativa ha introducido también las variedades Malbec, Syrah, Petit Verdot, entre otras, produciendo vinos de alta calidad, tanto blancos como tintos, desde el desierto, optimizando el agua, combatiendo el viento y el sol fuerte.
El ministro Valenzuela destacó el trabajo de estos agricultores y su esfuerzo de hacer agricultura en el desierto. “Hay agricultura en Antofagasta con poca agua, lo mismo en Taltal, productores de olivos y aceite, y para qué decir en las comunas de San Pedro de Atacama y Calama. Los Lickan Antay fueron grandes productores de fruta e incluso producen maíz, quinua, orégano, papa. Contaban las abuelas y abuelos de Toconao que eran grandes productores de peras, manzanas, frutales, membrillos, para Chuquicamata y Calama”, señaló.
El presidente de la cooperativa, Wilfredo Cruz, relata que en los esfuerzos por lograr un producto de calidad han contado con apoyo público y privado. “Este proyecto parte con mucha esperanza, porque nos ayuda SQM y empiezan a aportar algunos socios, algunos más algunos menos, pero es independiente. Después que logramos reconocimientos internacionales, como una medalla en Italia, el Estado empieza a aportar, Indap nos aporta con asesorías, pero quiero recalcar que esta agricultura crece bajo la sombra del agricultor. Tenemos socios que tienen 10 años y todavía no producen ni un kilo, y socios con 3 años, comprometidos, que ya están produciendo bien”.
La directora de INDAP Antofagasta, María Loreto Pacasse, destacó que “acá estamos frente a un ejemplo donde la unión hace la fuerza. Acá la cooperativa, que une a agricultores de Toconao y en general de San Pedro y de otros lugares, ha producido vinos de buena calidad. Nosotros estamos muy felices porque nos invitaron a esta iniciativa. Estamos cooperando con asesoría especializada para que los productos sean mejores y entremos también al mercado internacional a través de los sistemas de venta en Internet. La idea es que les podamos dar un valor agregado. Eso es lo que INDAP está haciendo”.
La organización está trabajando además en el desarrollo de un turismo rural local donde se priorice el trabajo de la agricultura de altura y desértica, ligada a la Ruta del Vino Ayllú, con el fin de lograr un producto de calidad que sirva de elemento diferenciador de la oferta tradicional de turismo de masas, impulsando el desarrollo económico y cultural de la zona bajo un modelo sostenible, vinculado a la identidad del territorio, el patrimonio histórico, la cultura y el bienestar de las personas.