Luisa Ortiz se capacitó en lombricultura y en apenas tres meses ya tenía 5 toneladas de humus

Autor: Indap

Coquimbo

Como una forma de dar vida a los suelos de su predio, manteniendo los nutrientes y evitando la erosión, la productora Luisa Ortiz, del sector Punta Colorada de la comuna de La Higuera, en la Región de Coquimbo, incorporó la lombricultura a su producción orgánica de naranjas, duraznos, limones, mandarinas y paltos.

La lombricultura consiste en la crianza y producción de lombrices de tierra y se emplea para el tratamiento de residuos orgánicos, como guano y restos de frutas y verduras. La lombriz los ingiere y los convierte en un abono orgánico llamado humus, con una importante fuente de proteínas que facilita la germinación de las semillas y aumenta la resistencia a las enfermedades y plagas.

La técnica usada por Luisa -que fue implementada por primera vez por el doctor estadounidense Thomas Barret, en 1936- refleja fielmente su interés por desarrollar un trabajo sustentable y respetuoso del medio ambiente. Su historia comenzó hace 18 años, cuando, previendo una adversa situación laboral de su marido, decidió dedicarse a la producción campesina para aportar al sustento familiar.

“Mi esposo trabajaba en la minería, pero yo sabía que su pega no era tan estable y algo podía pasar… Y pasó. La mina cerró y él quedó sin trabajo. Tenía claro que debía hacer algo por mi familia, algo para sobrevivir”, recuerda Luisa.

Como todo emprendimiento, el comienzo fue difícil, pero sus deseos de crecer y avanzar como ​agricultura eran más fuertes: “Una vez participé en una capacitación de una minera y conocí el concepto de las tres erres: reducir, reutilizar, reciclar. Fue en ese momento que me cautivó la idea de cultivar en forma orgánica. En esa ocasión también nos hablaron del uso de las lombrices y me encantó”.

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Tras esa experiencia, la agricultora decidió producir materia orgánica con cáscara de huevo y mosquitos. Le resultó, pero seguía pensando en la lombricultura: “Un día me vinieron a visitar profesionales del equipo Prodesal de INDAP y la Municipalidad de La Higuera, vieron mi compost, se dieron cuenta de mi enfoque y me preguntaron si me gustaría postular a un proyecto con lombrices. Por supuesto les dije que sí. Reconozco que al principio me daban un poco de miedo los gusanos, pero cuando vi lo provechoso que era todo se me pasó. En sólo tres meses ya tenía 5 toneladas de humus”.

Luisa afirma que en todo su desarrollo como productora INDAP ha sido fundamental: “Me ha apoyado en todo lo que ha podido y ha sido muy importante para que mi familia salga adelante. Para el proyecto de las lombrices confiaron en mí y creo que les he sabido responder bien, porque mi negocio ha dado muchos frutos y aún le queda mucho por crecer”.