INDAP y municipio de Petorca lanzan nueva ruta turística “Donde el Diablo perdió el poncho”
Autor: Indap
Nacional Valparaíso
Cuenta la leyenda que el Diablo nació en la Mincha / en Choapa se hizo minero / en Chalaco perdió el poncho / y en Carén dejó el sombrero. / La Santa Cruz lo ahuyentó / de las minas de Putaendo / y San Miguel lo pilló / en Petorca remoliendo...
Las historias vinculadas al Diablo -el malulo, el coludo, don Sata- abundan en las otroras tierras de La Quintrala. Petorca, que en mapudungun significa picotazo, tiene un pasado ligado a la minería y a sus supersticiones. En dicho valle todavía existen múltiples yacimientos de oro y cobre que en siglos pasados fueron el principal sustento de su población. También su historia es cercana a la religiosidad, pues en 1620 los jesuitas se instalaron en la zona y construyeron la famosa Iglesia de la Merced (1640). Según la leyenda local, fueron precisamente sacerdotes de esta congregación quienes persiguieron varias veces al demonio por esos lares y en una ocasión éste escapó hacia los cerros a través de una escalera de piedra que luego dejó al revés para que no lo pudieran alcanzar.
También cuentan que para un Año Nuevo el Diablo, luego de tomar unas copas demás y pagarles la cuenta a todos los presentes, perdió su poncho en Chalaco, otro de los sectores de la comuna que forman parte del nuevo circuito de turismo rural “Donde el Diablo perdió el poncho”, creado por el municipio de Petorca e INDAP para destacar los atractivos de la zona: Tradiciones gastronómicas, artesanía, paisajes y petroglifos.
Cambió la cámara por las empanadas
La ruta comienza por la gastronomía en Turismo Rural La Nina, donde la especialidad son las empanadas de horno de pino, camarón-queso, chaparrita y mechada-queso. “Este proyecto se ha ido consolidando con el tiempo, pues no solamente entregamos las mejores empanadas, sino que también somos un centro de información para el turista que no sabe lo que hay en Petorca”, dice César Arancibia, quien junto a su madre, Cristina Delgado, dan vida a este local.
El emprendimiento lleva cuatro años de funcionamiento y pretende convertirse en una picada de paso obligatorio. “Estamos sumando nuevos platos como pastel de choclo, humitas, mote con huesillo y jugos naturales. Nos queremos convertir en restorán”, continúa Arancibia, quien después de trabajar 25 años como camarógrafo en varios canales de televisión volvió a sus orígenes, en el sector de Pedegua, para hacerse cargo del negocio.
“No ha sido un proceso fácil. Este negocio hace cuatro años funcionaba sólo los fines de semana. Hoy lo hace todos los días, gracias a la infraestructura que logramos construir con financiamiento de INDAP y Sercotec”, dice el hoy emprendedor turístico.
Contacto: César Arancibia. Dirección: Principal s/n, sector El Milagro-Pedegua, Petorca. Celular: +56 9 9959 3235.
Petroglifos y artesanía en pedernalita
Entre el 500 y el 2000 a.C. se estima la data de los 54 petroglifos del sector El Arenal, en el sitio arqueológico El Pedernal. Las piedras, dispersas en el cerro, tienen diversas formas antropomorfas y astrológicas, parte del testimonio de la presencia de culturas preincaicas y posteriores que mantenían el yacimiento de pedernal, roca utilizada para hacer las puntas de flechas que después intercambiaban por alimentos y especies. A los pies de la entrada a los petroglifos se puede encontrar el lugar mismo “Donde el Diablo perdió el poncho”.
La artesanía en pedernalita ha pasado en pocos años a ser un producto que le da identidad local a la comuna y que destaca en las muestras y ferias de productos típicos del Valle de Petorca. Magdalena Tapia, nacida y criada en Chincolco, es la única artesana de la zona que utiliza esta piedra rosada, en la que talla las figuras de los antiguos petroglifos.
“La extracción de la piedra se hace desde la mina con picota y chuzo. Luego viene el cortado de las piezas, el desgaste y el redondeado en mi taller. Finalmente se pule la pieza a mano para dar forma a las figuras”, cuenta la emprendedora. Entre sus productos destacan lámparas de minero, similares a las utilizadas en los yacimientos de oro y cobre; así como carretas, morteros, ceniceros, portalápices y llaveros.
Contacto: Magdalena Tapia. Taller: Calle Riquelme s/n, Población O’Higinns, Chincolco, Petorca. Celular: +56 9 8537 6200.
Vinos Campo Oculto
Las bodegas de la viña El Sobrante guardan cuidadosamente la herencia de las primeras vides traídas al país por los españoles y sus órdenes religiosas durante la Colonia. Hoy se traducen en la producción de cuatro variedades de vino de las cepas país, cristal, moscatel y chicha cocida bajo la etiqueta “Campo Oculto.
“La Sociedad El Sobrante se formó en los años de la Reforma Agraria y permitió continuar la producción de vino iniciada en la Colonia”, comenta su presidente, Mauricio Olivares. Agrega que en el 2014 se plantearon rescatar las tradiciones de la elaboración artesanal. “Los socios hemos dado la pelea para recuperar las instalaciones de la viña y revalorizar estos vinos de más de 100 años de antigüedad”.
La viña donde se elabora hoy el vino fue iniciada por los monjes agustinos y jesuitas. La localidad, en tanto, fue llamada El Sobrante por Catalina de los Ríos y Lisperguer, La Quintrala, quien la bautizó así en honor a los restos de vino que quedaban en las barricas y al desprecio que le tenía a la zona por sus altas temperaturas y cercanía a un paso fronterizo de arrieros.
Contacto: Mauricio Olivares, presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera El Sobrante. Dirección: El Sobrante s/n, Chincolco, Petorca. Celular: +56 9 7461 0772.