FRUTILLAS, ZARZAPARRILLA Y MERMELADA DE CALAFATE FUERON LOS PREFERIDOS EN FESTIVAL DE LA ESQUILA DE VILLA TEHUELCHE

El sabor hortofrutícola de la Patagonia se sumó a la tradicional muestra de esquila, doma de caballos y arreo de ovejas

Autor: Indap

Magallanes

Durante dos días, el pequeño poblado, ubicado a 100 kilómetros al noroeste de Punta Arenas, se llenó de visitantes.  Por sus únicas seis calles transitaron más de 12 mil personas que avanzaron hipnotizados por el humo de asados y parrilladas que se hicieron por todas partes.  Pero también los asistentes se dieron tiempo de probar las hortalizas y productos  regionales, colocando un paréntesis a la tradicional dieta carnívora del magallánico.

En la villa, la Municipalidad habilitó caballerizas  para que los hortofrutícolas de INDAP vendieran sus productos.  Los más apetecidos fueron el calafate, la zarzaparrilla, la frutilla y la lechuga. 

“Las frutillas le han gustado mucho a las personas, sobre todo las que se producen en microtúneles, al aire libre, tienen un sabor muy rico, el primer día ya tenía casi todo vendido”, dice María Soledad Quedumán, pequeña agricultora de Punta Arenas

Las zarzaparrillas también causaron curiosidad.  “Me fue bien, la gente valoró el producto regional.  Muchos no conocían el sabor, así que les dábamos a probar y luego compraban”, señaló Patricia Delgado, productora de Punta Arenas.

Los pequeños agricultores de la Cooperativa Campo de Hielo llegaron desde Puerto Natales en su furgón recién adquirido y vendieron lechugas, tomates, zapallo italiano, entre otros productos cultivados en la Patagonia.

Las mermeladas de Calafate, y ruibarbo, en ese orden, también fueron apetecidos por los visitantes.  “los productos elaborados como el calafate siempre tienen buena recepción, nosotros las hacemos de primera calidad”, explica Sonia Oyarzo, pequeña productora de la empresa regional Patagonia austral.

En otros espacios más grande se realizaron las carreras de galgo, el arreo de piños de ovejas, mientras que en la media luna estuvo el escenario principal y fue el lugar elegido para que Juan Ilnao demostrara su habilidad en la esquila de ovejas y los Organilleros y Chinchineros Lizana bailaran por primera vez en la Patagonia. 

Para Ricardo Ritter, alcalde de Laguna Blanca, la versión XXV del Festival de la Esquila es “una oportunidad para valorar nuestra cultura y destacar el rol de campañistas, puesteros, ovejeros que tanto han hecho por la economía ganadera del país, así también una oportunidad de relajo para turistas y magallánicos.  Creemos que se hace necesario darle apoyo a la gente de nuestro campo y eso implica construir políticas públicas que evita que las familias emigren”, indicó.

Los jinetes vuelan hasta dos metros, algunos caen; otros se aferran con gracia a los bravos corceles.  Todo ocurre mientras cientos de turistas siguen atónitos el espectáculo y el cantautor Eduardo Balaguer recita en inconfundible tono argentino y al compás de una vieja guitarra: “No le afloje compañero/ que ese pingo es peligroso/ es de lomo resfalozo/ y dicen que es remañero,/ busque de sobarle el cuero/ que es famoso y volteador…”.  La doma no dura más de 15 segundos, si en ese tiempo el jinete no cayó, y su monta tuvo gracia, está listo para avanzar a la siguiente etapa.

Este año participaron más de cincuenta domadores en el Festival de la Esquila de Villa Tehuelche, de la comuna de Laguna Blanca, uno de los eventos más importantes que se realiza en la Patagonia y que busca rescatar tradiciones y prácticas de la estepa austral.

“Hay que entender al caballo y seguir sus movimientos apretando y guardando el equilibrio y eso se aprende en años de práctica.  Lamentablemente este deporte se está perdiendo, antes habían más jineteadas. Sólo en Natales teníamos más de 20 al año, hoy día con suerte se hacen seis”, explica Luis Barrientos, uno de los jinetes más avezados Magallanes.

En la ocasión se ofreció la degustación de una vaquilla asada con cuero.  Fueron más de 400 kilos de carne dorada durante 15 horas a fuego regular.  “Los asados al palo tienen su ciencia y la base es la paciencia y aplicar el fuego preciso, controlando el viento para que la carne quede jugosa”, explica Sergio Fortes, asador de vacuno con cuero.

En dos días de fiesta hubo venta de productos, shows artísticos y espacios espontáneos en que puesteros y jinetes compartieron sorbos de mate con turistas.  Una jornada memorable donde tampoco faltaron los espontáneos partidos de truco. 

El Festival de la Esquila comenzó el año 1982 y ha tenido algunas interrupciones.  Este año cumplió las bodas de plata y en el sector está la única cooperativa que queda en el país del tiempo de la Reforma Agraria.