Con sus ovejas y vacas Berta González recomienza la vida en Pumanque tras los incendios

Autor: Indap

Nacional O'Higgins

Es difícil recorrer Pumanque, en la Región de O’Higgins, sin conmoverse. El 100% de los habitantes corresponde a población rural (según el Censo 2002) y es por esta razón que los incendios forestales los afectaron a todos, incluso a los que salvaron ilesos. Si en un comienzo para muchos pareció exagerado protegerse del fuego que se avistaba a lo lejos, en los cerros de Nilahue, bastaron unos pocos minutos para que el viento lo hiciera bajar y amenazara campos y casas.

“La verdad es que yo nunca pensé que el incendio iba a llegar hasta acá. De hecho, una amiga me llamó y me dijo por qué no sacas a tu papá y yo lo encontré que era mucho”, cuenta Berta González Espinoza, sobre el inicio de la tragedia.

No hubo tiempo de ayudar a los vecinos. Fue todo tan rápido que cada uno rescató lo que más pudo, mientras se aseguraban de que sus familiares estuvieran a salvo. “En mi casa éramos tres, pero el que ayudaba a parar el incendio era mi hermano nomás”, explica Berta, mientras camina por su campo, que fue arrasado por el fuego.

Dos terrenos eran la principal fuente de ingresos de la familia. En uno de ellos, a mayor altura, había viñas y bosque de eucaliptos. Un poco más abajo, perales y un galpón con más de 100 fardos, comederos, manga y corral. También el motor con el que sacaban agua de la noria. A esto se suma la desaparición de todos los cercos. Aún no hacen un cálculo de cuánto perdieron, pero Berta dice que sólo el galpón cuesta unos 600 mil pesos.

Sin embargo, para esta familia el escenario no es tan negativo. Lograron salvar ovejas y vacas, con las que pretenden seguir trabajando el resto del año. “Si es que llueve un poco vamos a sembrar avena, una pradera de pasto, parcelar para ir cambiando”, dice optimista.

Berta y su familia son beneficiarios del Bono Compensatorio de libre disposición de INDAP, lo que les permitirá principalmente comprar alimento para sus animales y continuar con el cierre de sus terrenos. “Esperamos que no vuelva a ocurrir algo así”, concluye la campesina.