ANIVERSARIO DE LA PATRIA. DESAFÍO A UNA NUEVA INDEPENDENCIA

El aniversario de la patria debe ser la celebración de diversas culturas que conviven en el territorio. No debemos olvidar que las formas de hacer producción y vivir en diversos espacios geográficos son las bases de la identidad. Aceptar esta dimensión es consensuar una mirada histórica, cuenta el Director Regional de INDAP, Víctor Vargas, en su columna semanal.

Autor: Indap

Magallanes

Este año la fiesta de la patria tiene un color distinto, porque además conmemoramos el año internacional de agricultura campesina y también familiar, un espacio de reconocimiento y desafíos para alcanzar una alimentación sana y natural que satisfaga las demandas mundiales.  Para lograrlo se hace vital descubrir el territorio y entender sus potencialidades, y eso necesariamente significa aceptar la sustentabilidad en la producción. Pero fundamentalmente  descubrir nuestra vocación de desarrollo.  Y el desarrollo no tiene un enfoque único y universal ni ocurre de la misma manera en diferentes lugares.  La región de Magallanes y Antártica chilena tiene, en el marco de  chilenidad, una especificidad cultural y territorial muy alta, y el desarrollo pasa obligatoriamente por opciones propias y productos específicos, en eso estamos hoy día INDAP y los pequeños agricultores.

El aniversario de la patria debe ser la celebración de diversas culturas que conviven en el territorio.   No debemos olvidar que las formas de hacer producción y vivir en diversos espacios geográficos son las bases de la identidad. Aceptar esta dimensión es consensuar una mirada histórica.

Ya no hablamos sólo del libre comercio, sino de integrarnos del mejor modo en una sociedad globalizada, a la que queremos humanizar, la integración regional de hoy incluye infraestructura y energía, pero también coordinación macroeconómica. 

En estos años de vida republicana nuestras instituciones se han robustecido y se ha acrecentado el prestigio internacional de nuestro país. Los sueños y esperanzas que nos inspiran están plenamente vigentes.

El chile que soñaron los grandes fundadores de la nación está en camino de cumplirse. Este año, con el plan de desarrollo de Zonas Extremas, la región apuesta al progreso en todas sus provincias, buscamos lograr un territorio socialmente justo y culturalmente maduro.

No es una utopía; es una meta posible, que depende de nosotros, de nuestro esfuerzo y capacidad de cooperación.

Nuestra independencia fue un terremoto de ideas que aún podemos escuchar.  Los sueños de entonces: libertad, república, libre comercio, integración aún resuenan entre nosotros, y siguen siendo parte de la construcción del Chile provocado por nuestros padres y madres de la patria.

Con las ideas y objetivos de la independencia, nuestro continente se ubicó mejor en las corrientes del pensamiento ilustrado de la época.  Así se abrió una puerta para ir de lo que éramos a lo que podíamos llegar a ser.

Los sueños de la familia campesina no se agotan. Los conversamos y por lo tanto los conocemos. Con el permiso de todos y en conjunto, le estamos poniendo esencia, tecnología y sentido de desarrollo. Tenemos instrumentos y herramientas que vamos fortaleciendo para lograr lo que todos quieren en materia de producción y otras de importancia relevante.

Esta fiesta es la oportunidad de encontrarnos con nuestras raíces y avanzar en la identidad de una sociedad que crece en la tolerancia y el respeto. La consulta Indígena, por ejemplo, que se desarrolla en todo el país muestra preocupación y dedicación por lo nuestro, ella alcanza un alto nivel de participación, se reconoce que tenemos una deuda pendiente y lograr un Ministerio  sería un justo paso.   

Por eso, cada cierto tiempo “nuevas independencias” nos levantan el ánimo y  nos enmiendan la ruta. Hoy hablamos de respeto a todos los derechos humanos y no sólo a la libertad… Hablamos de la democracia que además de las formas republicanas, incluye la activa participación de la ciudadanía… cada ciudadano tiene un ámbito de acción, cada servicio también lo tiene, pero no nos resta a participar en el todo.