Agricultura sustentable en el desierto: ejemplos destacados en El Loa

Autor: Indap

Antofagasta

Calugas, algarrobina, sucedáneo de café, chocolate, alfajores, cereales, queques, pan, licores y hasta guateros de semillas de algarrobo se comercializan en ferias, propagando la dulzura, la textura, el color y las múltiples bondades medicinales de esta especie.

Mireya Campusano Trigos, cuenta que el Yalí, nombre del algarrobo en kunza, le ha abierto fronteras, llevándole al extranjero a expandir el conocimiento sobre su fruto, con el cual aprovecha hasta lo último, ya que, “al moler la vaina, me di cuenta que sobraban muchas semillas, las cuales aprovecho en los guateros que alivian dolores musculares, luego de calentarlo un minuto en el microondas”.

Esta emprendedora loína agrega “mi sueño es que esto siga más y que se descubra, para que en adelante la gente se alimente de estos productos”, los cuales son orgánicos, muy sanos, sin ningún tipo de químicos y de elaboración completamente artesanal. Una tendencia mundial de alimentación saludable y funcional, a la cual el país no está exento ni ajeno, y que los consumidores demandan cada vez más.

Sus propias compañeras de universidad eran incrédulas, pero después de observar la producción de brócolis, lechugas, betarragas, espinacas y plantas medicinales, tomaron la decisión de realizar su tesis con un proyecto agroecológico para promover los cultivos urbanos.

Producción limpia

Moira Centellas Morales, estudiante de administración de empresas y sus padres van a la feria solo a comprar papas, cebollas o frutas, puesto que todo el resto lo adquieren en sus huertos al igual que la agricultora calameña, Irma Castillo Olivares, obteniendo verduras sanas, limpias y sin productos químicos.

Doña Irma cuenta que “cuando una compra verduras en el comercio no tiene certeza de que sean tan naturales como se ven. La idea es obtener una alimentación sana tanto para mi familia como para mi entorno”. Éste es el primer beneficio que reporta la agroecología a través de la inserción de ciertas prácticas agrícolas en pequeñas superficies, como la preparación de humus por medio de la lombricultura y el compostaje, los que proporcionan al suelo características naturales de producción orgánica de amplias ventajas para el consumo humano.

Agroecología en el desierto

Estas pequeñas experiencias fueron presentadas en el primer seminario de agroecología del país que se desarrolló hace unos meses en Calama y son parte de las prioridades estratégicas de INDAP en la región. Se trata de contribuir a la soberanía alimentaria a través de alimentos sanos, con bajos costos de producción y endeudamiento de los agricultores y mejor administración de los recursos productivos sin emisiones del efecto invernadero.

La directora de INDAP de la región de Antofagasta, Jannette Araya Villarroel, manifestó que “el seminario fue el primer paso para la consolidación de la unidad agroambiental, la cual para este año incorporó estas prácticas en los planes de trabajo de las unidades operativas del Programa de Desarrollo Territorial Indígena y del Programa de Desarrollo Local de cada rincón de la región”. Además, agregó “esperando que la próxima temporada más agricultores se vinculen a los circuitos cortos con productos de estas características”.

En estos momentos cada unidad se encuentra desarrollando capacitaciones, talleres y ensayos prediales, los que permitirán conocer mejores herramientas que se adapten a la realidad del territorio. De esta manera, se ofrecerá una alternativa atractiva a la agricultura, recuperando prácticas ancestrales e incorporando tecnología y sustentabilidad a la Agricultura Familiar Campesina.