Agrícola La Quebrada del Ají de Quillota: un ejemplo de sostenibilidad con enfoque de género
Autor: Prensa INIA
Zona Central Mercado Sustentabilidad y adaptación al cambio climatico ValparaísoLuego de egresar y trabajar un tiempo en el área de certificaciones en la construcción, la ingeniera civil Carolina Salas Muñoz, gerente de Sostenibilidad de Agrícola La Quebrada del Ají, ubicada en Boco, Quillota, Región de Valparaíso, se incorporó a esta empresa para apoyar la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA).
Como empresa familiar dedicada a la producción de paltas, cítricos y cerezas siempre han focalizado esfuerzos para ir delante de las exigencias normativas y de mercado e ir visualizando las tendencias locales y globales. Hoy, dice Carolina, “la sostenibilidad no es solo una declaración de buenas intenciones. Cuando hablamos de ello, hablamos de un compromiso serio produciendo alimentos de manera rentable, cuidando el medioambiente y favoreciendo a las personas que están alrededor nuestro. Y este compromiso debe demostrarse de manera objetiva, clara y veraz”.
Desde ese tiempo, hace ya casi 20 años, la industria ha evolucionado mucho y el tema de hoy es la sostenibilidad en la agricultura.
Como prueba de esto y con el fin de responder a las múltiples exigencias, la agrícola cuenta con diversas certificaciones tales como GLOBAL G.A.P. (Protocolo Internacional de Buenas Prácticas Agropecuarias), GRASP (Compromiso con la Salud, Seguridad y Bienestar del Trabajador), FSMA (Estándar de Inocuidad para EE.UU.), SPRING (Gestión Eficiente del Agua) y el Estándar para la Agricultura Sostenible de Rainforest Alliance, su principal “caballito de batalla” en términos de desarrollo sostenible. También han desarrollado un vivero de paltos clonales para venta externa y replante propio, que apunta a un futuro productivo más sostenible mediante la propagación de variedades con mejor desempeño.
Para hacer de la sostenibilidad un partícipe activo del plan estratégico de la empresa, la gerencia desarrolló una serie de indicadores de sostenibilidad, con el propósito de monitorear el sistema, implementar mejoras y hacer los seguimientos correspondientes en coordinación con las demás áreas de la organización. Para esto, la agrícola adaptó y aplicó la metodología desarrollada por el INIA La Cruz, plasmada en su “Manual para la evaluación de la sustentabilidad de predios agrícolas: diagnóstico, análisis y monitoreo” (Boletín Nº413), del investigador Aart Osman, articulada por el Programa Transforma Fruticultura Sustentable de Valparaíso (Perfruts).
Carolina Salas explica que “cuando aplicamos la metodología, seguimos el paso a paso tal como se describe en el boletín, con rondas de conversación dentro de la dirección de la empresa, con ingenieros agrónomos, asesores de diferentes áreas y colaboradores externos, como INIA y Perfruts. Fuimos delimitando el sistema, identificamos puntos críticos y definiendo objetivos para finalmente seleccionar indicadores”. Esta etapa, recuerda Carolina, tomó varios meses. “Pero fue muy útil, porque pudimos ir madurando el tema hasta llegar a un resultado satisfactorio”. Explica que la idea es incorporar estos indicadores de sostenibilidad al tablero de gestión integral y presentar datos cuantitativos que incidan en el programa anual de trabajo y en la toma de decisiones estratégicas a mediano y largo plazo. Nos enfocamos en no más de 12 indicadores y con estos empezamos a armar un tablero con su gráfica. La idea es que sea una herramienta simple y fácil de comunicar”.
Kurt Neuling, gerente del Programa Transforma Estratégico Regional Fruticultura Sustentable Perfruts, afirma que “Agrícola La Quebrada del Ají, actor activo de nuestro programa, implementó la herramienta de gestión dinámica que permite medir la sustentabilidad en una empresa agrícola siendo un ejemplo de liderazgo femenino. Esto permitió que se sumen nuevos actores en el uso de esta herramienta, por lo que invitamos a conocerla y replicarla en todo el sector, especialmente frutícola”.
Conversamos con Carolina Salas para abordar la importancia de la sostenibilidad en el presente y futuro del sector frutícola.
- ¿Es necesario estar certificado para ser sostenible?
- No es necesario estar certificado. La sostenibilidad comienza con el deseo genuino de un productor que anhela hacer mejor las cosas y que tiene visión de futuro. Luego, esa intención debe llevarse a la acción, teniendo en mente los tres pilares de la sostenibilidad: económico, social y medioambiental. Todos necesitamos ser rentables, proteger el medioambiente y ser socialmente favorables, ya sea un agricultor pequeño, mediano o grande.
- ¿Cuándo una actividad es sostenible?
- Una actividad agrícola se considera sostenible cuando cumple con una serie de atributos tales como productividad, estabilidad, adaptabilidad, equidad y autorregulación. Esto significa que el sistema debe generar los ingresos necesarios, ser capaz de amortiguar los eventos negativos (por ejemplo la escasez de agua en deteminada época), ser capaz de responder exitosamente a los cambios (en la legislación o requisitos de certificación) y distribuir beneficios, y asumir los costos de forma razonable. Fomentar la sostenibilidad de un predio significa implementar mejoras que fortalecen estos atributos del sistema.
- ¿Cuáles son los indicadores que un productor puede tener para medir sostenibilidad?
- Eso depende de cada productor o grupo de productores. Como ejemplo, podemos citar en el ámbito económico o productivo la rentabilidad, el rendimiento, la capacidad de ahorro o inversión, los canales de comercialización. Si tener un solo cliente es muy riesgoso, entonces se define un criterio o meta de tener mayor autonomía comercial, lo cual se traduciría en tener al menos tres clientes. Entonces, la propuesta o mejora es buscar nuevos clientes hasta llegar al propósito.
En el tema medioambiental es recomendable considerar indicadores de eficiencia hídrica, consumo de energía, condición de suelo y ocurrencia de plagas y enfermedades. Aunque tenemos todo el riego tecnificado, para otro productor sería interesante llevar un índice de tecnificación de riego hasta llegar a la meta del 100 por ciento. En nuestro caso, estamos controlando nuestra capacidad de acumulación para asegurarnos de cubrir las épocas secas. También estamos implementado y creciendo en sistemas de energía fotovoltaica, así que vamos a empezar a controlar el índice de energía renovable. En cuanto al suelo es el gran actor de la agricultura junto con el agua, por eso llevamos índices relacionados con la materia orgánica y compactación. Un suelo sano y en buenas condiciones nos asegura un futuro más auspicioso.
Y en el área social, controlamos índices de nivel de remuneración, brechas y beneficios (sueldo digno), accidentabilidad y capacitación, para mantener a nuestros colaboradores y ser una empresa atractiva para las nuevas generaciones. Nos falta definir un índice que refleje nuestra relación con la comunidad, que es otro actor social relevante.
Lo importante es recopilar la información y procesarla periódicamente (semestral o anualmente), generar los indicadores y analizarlos en conjunto con la dirección de la empresa. De esta manera se toman medidas para incorporarlas al plan estratégico y así asegurar de que se están haciendo los esfuerzos y asignando los recursos necesarios en post de la sostenibilidad del negocio.
- ¿Ustedes tienen un equipo de personas para procesar la información sobre la sostenibilidad?
- Aquí todos aportan su grano de arena: el personal administrativo, el agrónomo, supervisores y gerente de campo, porque dependiendo de los indicadores hay información fiel y oportuna que recoger y esa información la tienen que entregar sus protagonistas.
- Hay dos aspectos que se relacionan con factores externos: agua y mano de obra. ¿Cómo han vivido este proceso con la escasez hídrica y falta la mano de obra?
- Son dos ejemplos claros del atributo de la adaptabilidad en el desarrollo sostenible, es decir, tener la capacidad de responder exitosamente a los problemas externos tanto de escasez de agua como mano de obra. En el tema del uso eficiente del agua hay dos factores claves: la tecnificación del riego y la capacidad de acumulación. En nuestro caso, el riego es 100% tecnificado y mantenemos un monitoreo constante de fallas y fugas con el fin de hacer las reparaciones oportunamente y evitar pérdidas. Por otro lado, debemos tener los tranques necesarios para acumular el agua en invierno y tenerla disponible en la época estival. Llevamos datos históricos de demanda hídrica y con eso proyectamos el riego y calculamos las reservas de agua que necesitamos y los tranques que debemos construir.
Respecto a la mano de obra, nos enfocamos en ofrecer trabajo de carácter permanente, con buenas condiciones, enfatizando la comodidad y la seguridad, porque valoramos las relaciones de largo plazo. El bienestar no pasa solo por un sueldo atractivo, sino implica tener instalaciones de buen nivel (baños, camarines, comedores), un bus de traslado exclusivo y cómodo, proveer almuerzos ricos y saludables, áreas de descanso, entre otros. También pasa por el cuidado de la salud mental por lo que contamos con el apoyo de un sicólogo laboral externo hace cinco años, que nos conoce muy bien y nos ha prestado un excelente apoyo en cuanto a mejoras en el clima laboral, nuestros mecanismos de comunicación efectiva, mediación de conflictos e incluso cómo abordar situaciones largas de estrés, como la pandemia que nos tocó vivir a todos. El desafío hoy es atraer a la gente joven y mantenerlos, que se desarrollen y vayan progresando.
- Hay certificaciones que exigen un índice mínimo a cumplir para poder certificarse ¿Cómo lo hacen para incorporarlos?
- En el caso de la certificación Rainforest Alliance se debe mantener y proteger una superficie mínima como ecosistema natural, no se pueden utilizar ciertos tipos de productos químicos, aún cuando estén autorizados por la legislación nacional. Pero, por otro lado, existen requisitos mínimos que si no se cumplen se debe tener un programa de mejoramiento con plazos definidos para poder alcanzar estas metas. Por ejemplo, que la remuneración de todos los colaboradores superen el sueldo digno (que es mayor al sueldo mínimo) definido por la Coalición Mundial el Sueldo Digno GLWC. Mediante un análisis anual de las remuneraciones se evalúan los sueldos y las brechas existentes y si existen personas bajo el nivel se define un plan de ajustes con el fin de ir avanzando en este objetivo. La idea es que, dependiendo de la realidad de cada productor, se defina metas realistas y se comprometa en un proceso de mejora continua. Esto es lo que los certificadores van chequeando que se cumpla en cada una de las áreas, especialmente la social y medioambiental.
-¿Cuándo conociste la metodología que implementó INIA La Cruz con un grupo de productores de la localidad de Petorca?
- Lo conocí a través del Programa Transforma Estratégico Regional Fruticultura Sustentable (Perfruts) con su gerente Kurt Neuling, que nos contactó con Aart Osman, investigador del INIA La Cruz. El desafío está en que existe mucha y variada información sobre cómo abordar y medir la sostenibilidad de manera general. En este caso, el equipo del INIA acotó y definió una metodología específica para el rubro agrícola y la aplicaron con un grupo de pequeños agricultores de Petorca. Nosotros nos instruimos en el método y lo aplicamos a nuestra realidad local. Esta metodología tiene una lógica clara, que permite aterrizar las ideas y propósitos, cuantificar objetivos y logros, ordenar los esfuerzos e inyectar los recursos donde corresponde. Esto es muy importante, porque de lo contrario el ser sostenible queda solo en las buenas intenciones.
En estos tiempos no se puede avanzar en solitario, es necesario formar grupos de discusión y reflexión en torno a la sostenibilidad. Dentro del mismo rubro agrícola, considerando un área geográfica común con realidades similares, se pueden convocar diferentes actores como productores, ingenieros agrónomos, gremios, academia y otros donde cada uno pueda aportar su visión y experiencia sobre los desafíos económicos, medioambientales y sociales, para tener un norte claro al cual dirigirnos. En ese sentido, INIA La Cruz y Perfruts han sido excelentes aliados que nos han acompañado en este camino.
- Cuéntanos del tablero de indicadores con el cual empezaron a trabajar
- Se dice que lo que no se mide no existe. Por eso, estamos digitalizando y recopilando información relevante del campo para generar índices que se desplieguen en un tablero de mando o tablero de indicadores financieros, calidad, organización, procesos y sostenibilidad. La idea es tener siempre los datos actualizados y que se vean de manera amigable a través de la plataforma PowerBi, ya sea desde un computador o celular. En el caso de la sostenibilidad, tenemos en línea índices anuales de rendimiento, área productiva, condición de suelo, plagas y seguridad, entre otros. Los datos se presentan de forma parametrizada en una escala de 0 a 100, usando una tabla y un gráfico de red donde vamos comparando diferentes períodos y tomamos acciones para ir mejorando en la siguiente temporada.
En general, ésta es una tarea que estamos al debe en la agricultura, especialmente pequeña y mediana, pero hoy existen muchas facilidades y medios para cubrir esta brecha digital. Lo importante es dedicarle tiempo, sobre todo al inicio, hacer los ajustes y mejoras necesarias. Hay que aprender a aprovechar el tablero de indicadores y dejar de tomar decisiones de manera tan intuitiva. Los números son nuestros aliados a la hora de controlar, hacer seguimiento y definir acciones, porque son objetivos y nos indican con claridad si hemos mejorado o retrocedido, de tal manera que tengamos un panorama claro de nuestra realidad y tomemos decisiones acertadas.
- ¿Es necesaria la asociatividad?
- No hay lobos solitarios en el tema de la sostenibilidad, hay que asociarse. Conversar con otras personas ha sido fundamental porque nos ha permitido ampliar la mirada y avanzar. Si no, estaríamos estancados porque no es un tema sencillo. Además, se hace más llevadero y amigable cuando se trabaja entre varios. En lo personal, aspiro a que como productores de palta en nuestra zona pudiésemos definir en conjunto una serie de indicadores sostenibles para poder compararnos, compartir experiencias de mejora y superarnos no solo individual sino colectivamente. El Valle del Aconcagua tiene muchos desafíos, como el tema del agua y la escasez de mano de obra, pero también tiene oportunidades que aprovechar, como la energía fotovoltaica y la estabilidad de trabajo que puede ofrecer. Existen muchos agricultores que también están interesados en la sostenibilidad y están tomando acciones por lo que sería muy positivo ordenar estos esfuerzos y demostrarlos abierta y objetivamente.
- ¿Las generaciones nuevas vienen con una mentalidad más abierta respecto a estos temas de sostenibilidad?
- Sí, de todas maneras. Antes éramos un poco ciegos porque los desafíos eran otros, pero las nuevas generaciones nos han ido abriendo los ojos. Todas nuestras acciones trascienden para bien o para mal. La agricultura, que es la principal actividad que da de comer a las personas, debe mirar a futuro y trabajar en pos de la sostenibilidad, para que las siguientes generaciones también puedan alimentarse y alimentarse bien. Aquí no estamos hablando de lujo o entretenimiento, que también son válidos, sino de la sobrevivencia de la humanidad. Esta es una razón poderosa para que la sostenibilidad sea un tema prioritario y no acotado a algunos productos como la palta, el café o a productores grandes y exportadores. Es un tema que debe ser transversal a todo el mundo agrícola.
- ¿Cuál es la diferencia entre sustentabilidad y sostenibilidad?
- Sostenibilidad es la definición más correcta y más completa de lo que queremos conseguir y es el término que se está imponiendo en el último tiempo. Al principio era “sustentabilidad” porque se hablaba solo en términos ambientales y sociales, pero ha ido cambiando, ya que la sostenibilidad incluye el factor económico, es decir, para que una actividad perdure en el tiempo debe tener números azules. De lo contrario, generará pérdidas que la obligan a cerrar o bien dependerá de subsidios y aportes externos que se podrían invertir en otras necesidades.