Matrimonio Vásquez-Montupil: Más de 40 años dedicado a la agricultura familiar en Ñuble

Autor: Indap

Ñuble

A escasos 25 minutos de la capital de Ñuble, en la comuna de Chillán Viejo, se encuentra el huerto de hortalizas del matrimonio compuesto por Héctor Vásquez Henríquez (76) y Regina Montupil (58), dos esforzados agricultores que, junto a su hija Jenifer (33), dan vida a un emprendimiento agrícola con más de 40 años de tradición.

La historia de esta pareja siempre estuvo ligada a la agricultura. Desde que se conocieron, en 1983, ambos iniciaron un trabajo conjunto que perdura hasta hoy. Actualmente poseen un huerto de aproximadamente 3 hectáreas en el que cultivan diversos productos, dependiendo de la estación. “En estos tiempos no es fácil dedicarse a la agricultura, hay muchas cosas a tener en cuenta, pero somos muy felices, ya que esto es lo que nos apasiona”, afirma don Héctor mientras parte una de sus sandías.

“Yo nací y me crié en el campo y toda mi vida la he pasado ligado a la agricultura. Hoy los tiempos han cambiado un tanto, el clima ya no es el mismo, pero si uno es capaz de adaptarse igual logra obtener buenos resultados. Es cosa de saber trabajar con el clima, nomás”, agrega sonriente.

Jenifer también heredó esta pasión por la tierra y trabaja arduamente para ayudar a sus padres y darles la posibilidad de estudiar a sus dos hijos. “A pesar de que la vida en el campo es dura, a mí me encanta, sembrar y cosechar siembre han sido mi pasión. No me arrepiento en lo más mínimo de haberme quedado acá porque puedo ayudar a mi padres. Eso sí, quiero que mis hijos, Bryan y Escarlet, puedan tener una profesión”.

En estos momentos la familia Vásquez-Montupil se encuentra enfocada en la cosecha de melones y sandías, los que comercializan en el mercado de Chillán y en Concepción. “Estos son los productos que por sus características se adaptan más al verano, pero nosotros cultivamos todo el año. Más adelante sembraremos cilantro, acelgas, espinacas, rabanitos y perejil, que se dan mejor durante el invierno”, dice la señora Regina.

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 “Desde que conocí a mi viejo hemos trabajado juntos. No sé qué haría si él no estuviera conmigo. Gracias a nuestro esfuerzo pudimos criar a Jenifer y ahora la estamos ayudando a criar a nuestros nietos, que son lo más importante que tenemos. ¿Sabe? Esperamos morir trabajando y cultivando la tierra”, agrega con emoción la productora.

Este amor por la agricultura fue destacado por la directora de INDAP Ñuble, Tatiana Merino Coria, quien visitó a la familia y se mostró sorprendida por la calidad de sus productos. “Lo que hacen la señora Regina y su marido es digno de resaltar. Ellos siembran y cultivan prácticamente a mano, como lo hacían nuestros agricultores hace años, lo que da un valor agregado a su producción. Otra cosa que me llamó la atención es que Jenifer, a pesar de tener muchas oportunidades de emigrar, prefirió quedarse en el campo junto a sus padres. Eso habla bien de ella y del amor que la familia en general siente por el trabajo en el campo”.

 “Mi papá ya es una persona mayor y es mi responsabilidad como hija ayudarlo en lo que más pueda. Lo hago como una forma de agradecer todo lo que él y mi madre hicieron para que yo fuera la mujer que ustedes ven hoy”, dice Jenifer sobre la tradición campesina de su familia que ha perdurado pese al paso del tiempo

Tatiana Merino Coria también resaltó el trabajo que INDAP está desarrollando con los jóvenes de la región: “Para nuestro gobierno y para el Presidente Piñera es una prioridad apoyarlos en sus emprendimientos agrícolas, entregarles las herramientas para que no terminen emigrando a la ciudad. Estamos trabajando fuertemente con la Mesa de Jóvenes Rurales de Ñuble con la finalidad de conocer sus principales inquietudes y necesidades, lo que nos permitirá realizar un trabajo más cercano y eficaz”.