Fernando Honores cambió su trabajo en la minería por cultivo de limones de cerro en Punitaqui
Autor: Indap
Coquimbo
En la localidad de Ajial de Quiles, a 40 minutos de la zona urbana de Punitaqui, está el predio de Fernando Honores, un lugar que a los ojos de los visitantes, con sus más de 800 limoneros, contrasta con los desertificados cerros del entorno. El cultivo de cítricos es el único sustento que tiene este hombre de campo, quien vive junto a su esposa Macarena y sus cinco hijos de entre 5 y 25 años.
Nacido y criado en la comuna limarina, este usuario de INDAP comenzó en la agricultura criando cabras, labor que dejó hace 25 años para emigrar a Taltal y trabajar en la minería, en búsqueda de mejores ingresos. Fueron largos años en que veía a su familia solo 10 días al mes, dinámica que hace cinco años decidió cambiar.
“Mi esposa ya venía trabajando el tema de los limones y un día me di cuenta de que ella sacaba con sus ventas $2 millones y yo llegaba con un millón y medio, haciendo mucho más esfuerzo. No había por dónde perderse. Nos compramos una camioneta y no volví más a la minería. Ahora estamos sacando alrededor de tres sacos de fruta por árbol y al año son unos 2.200 sacos, de entre 16 y 18 kilos. Además, los cítricos son bien rentables”, dice Honores.
- ¿Cómo ha podido mantener su producción de limones con la sequía que afecta a la región?
- Al principio fue difícil, pero encontramos un pozo profundo para mantenernos. Ahora tenemos riego por goteo, un sistema que es mucho más rápido. Antes regábamos con tazas o mangueras y nos demorábamos hasta tres días; ahora solo uno.
Según el director de INDAP Coquimbo, José Sepúlveda, el riego tecnificado es una forma de hacer un uso eficiente del recurso hídrico en estos tiempos de sequía. “Como servicio valoramos el trabajo de Fernando y su coraje para continuar en el campo, y por eso lo hemos apoyado con estanques acumuladores, la profundización de su pozo y otros proyectos del Programa de Suelos”, indicó.
La asociatividad como oportunidad
Convencidos de que la asociatividad es vital para conquistar nuevos mercados, Honores y un grupo de pequeños agricultores del sector se están organizando para comercializar en conjunto el limón de cerro de Punitaqui, una variedad que por su identidad ya tiene un valor agregado y que además -según dice el productor- es más resistente que el de fundo y mantiene su integridad por meses, dejando atrás los 15 ó 20 días que puede durar su competencia.
Actualmente Honores entrega su producción en Ovalle y a un cliente que los distribuye en Santiago. Sin embargo, piensa que crear una cooperativa es la mejor opción, para vender de forma directa y evitar los intermediarios.
Para el seremi de Agricultura, Rodrigo Órdenes, la labor que realiza este productor es un ejemplo de que las adversidades de la naturaleza no doblegan a los campesinos. “Fernando trabaja con distintas generaciones y qué mejor que demostrarles a los más pequeños que el campo es vida y sustento. Como Gobierno estamos convencidos de que la asociatividad es la vía para sacar adelante al mundo rural, y nos hace feliz el proyecto que Fernando busca realizar junto a otros agricultores”.
Macarena mira a su esposo en medio de los limoneros y dice: “Estoy feliz de lo que hemos logrado trabajando acá con nuestro grupo familiar”. Él le responde: “Estoy seguro que el resto de nuestras vidas la pasaremos aquí, felices, haciendo agricultura”.